Un médico bastante emocionado, se acercó a mí al finalizar la capacitación. Se veía que rebosaba de gozo y entusiasmo.
“¡Desde que aprendí cómo ser lleno del Espíritu Santo y a caminar en su poder, la vida cristiana se ha vuelto una gran aventura para mí!” exclamó. “Ahora quiero que todos experimenten esta misma aventura con Cristo.”
¿Le gustaría disfrutar como este hombre y vivir lo que millones de otros cristianos ya han experimentado? Usted también puede conocer la aventura de una vida en Cristo abundante, con propósito y llena de fruto.
Si ha estado viviendo en fracaso espiritual, sin poder y sin frutos, preguntándose si la vida cristiana vale la pena, hay esperanza para usted. ¿Qué mejor promesa podría ofrecer Cristo a los cristianos, que la seguridad de poder caminar diariamente en el poder del Espíritu Santo, el Espíritu de Jesucristo, y experimentar una vida abundante y fructífera de propósito y aventura? Esta es la promesa.
Cuando ciertas verdades espirituales básicas se comprenden y experimentan por fe, trae beneficios espirituales revolucionarios. Estos principios comprobados pueden ayudarlo a ser más consistente en su caminar con Dios y a ser más efectivo en su testificar sobre nuestro querido Salvador.
La vida cristiana, entendida de forma apropiada, no es compleja ni difícil. En realidad la vida cristiana es muy sencilla. Tan sencilla que nos asombramos de su sencillez, sin embargo, es a la vez tan difícil que nadie puede vivirla.
Esta paradoja se debe a que la vida cristiana es una vida sobrenatural. El único que puede ayudarnos a vivir esta vida abundante, es el Señor Jesucristo, quien nos capacita por medio de Su Espíritu Santo.
El secreto es algo llamado Respiración Espiritual.
Una de las verdades más importantes de la Biblia, cuya comprensión y aplicación ha enriquecido mi vida más que ninguna otra, es un concepto al que me gusta llamar “Respiración Espiritual.” Este concepto ha sido compartido con millones de personas, con resultados revolucionarios. A través de nuestra literatura y varias conferencias y seminarios de capacitación.
Conforme usted camine en el Espíritu por fe, practicando la Respiración Espiritual, nunca más vivirá en fracaso espiritual. La Respiración Espiritual, así como la respiración física, es el proceso de exhalar lo impuro e inhalar lo puro, un ejercicio en fe, que lo capacita para experimentar el amor y el perdón de Dios, para caminar en el Espíritu como un hábito de vida.
Cuando usted invitó a Cristo en su vida como Salvador y Señor, experimentó un nacimiento espiritual. Se convirtió en un hijo de Dios y recibió la llenura del Espíritu Santo. Dios perdonó sus pecados (pasados, presentes y futuros), haciéndolo justo, santo y aceptable a Sus ojos debido al sacrificio de Cristo en la cruz. Usted recibió el poder para vivir una vida santa y para ser un testigo fructífero de Dios.
Pero el cristiano promedio no entiende este concepto de la Respiración Espiritual como un ejercicio de fe, y como resultado, vive en una montaña rusa espiritual. El va de una experiencia emocional a otra, viviendo la mayor parte de su vida como un cristiano mundano, controlando su propia vida, frustrado y sin fruto.
Si ésta es su experiencia, la Respiración Espiritual le permitirá escapar de esta montaña rusa emocional, y disfrutar de la vida cristiana que le Señor Jesús le prometió cuando dijo, “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.” Como un ejercicio de fe, la respiración espiritual le permitirá continuar experimentado el amor y perdón de Dios, y el poder y control del Espíritu Santo como una forma de vida.
Si usted peca mediante un acto deliberado de desobediencia, respire espiritualmente. Exhale por medio de la confesión. La Palabra de Dios promete en 1 Juan 1:9, “Si confesamos nuestros pecados, Dios es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.” En griego, el lenguaje original del Nuevo Testamento, la palabra confesar (homologeo) significa “estar de acuerdo” o “decir lo mismo.” Este acuerdo involucra al menos tres consideraciones.
Primero, sea consciente de que su o sus pecados (los cuales deben mencionárselos a Dios de modo específico), son algo malo y por lo tanto desagradables a Él.
Segundo, sea consciente de que Dios ya le ha perdonado sus pecados por medio de la muerte de Cristo en la cruz.
Tercero, arrepiéntase, lo que significa, cambiar su actitud hacia su pecado. El poder del Espíritu Santo le permitirá cambiar tanto su actitud como su conducta. En lugar de hacer lo que su naturaleza pecaminosa (su carne), quiere hacer, usted puede hacer lo que Dios quiere que haga.
Ahora inhale apropiándose de la llenura del Espíritu Santo de Dios por fe. Confíe en que Él le dará poder según su mandato “sean llenos del Espíritu” lo que en realidad significa ser controlado y dirigido constante y continuamente por el Espíritu Santo.
De acuerdo a su promesa, Dios lo oye y le concede lo que pide porque usted ora de acuerdo a su voluntad.
Yo le animo a continuar pidiendo Su amor, perdón y poder por fe, y a continuar en comunión con Él, momento a momento.
Usted puede salir de su montaña rusa espiritual, dejar de ser un cristiano mundano o carnal, y ser un creyente lleno del Espíritu por medio de la Respiración Espiritual. Si usted está respirando espiritualmente, exhalando su pecado mediante la confesión e inhalando al apropiarse de la llenura del Espíritu Santo por fe, usted es un cristiano lleno del Espíritu.
Usted se convierte otra vez en un cristiano mundano cuando desarrolla (desde ese momento) una actitud de incredulidad - cuando predispone su corazón a no creer en la promesa de 1 Juan 1:9 y 1 Corintios 10:13:
Usted no se vuelve carnal simplemente por cometer un pecado o una docena o cientos de pecados, si es que con sinceridad continúa respirando espiritualmente. Usted se vuelve mundano solamente cuando desarrolla una actitud de incredulidad y rechaza la Respiración Espiritual.
Ahora usted puede saber que está lleno del Espíritu Santo. Por medio de la Respiración Espiritual, usted puede vivir seguro de su llenura. Simplemente mantenga cuentas cortas con Dios. No permita que el pecado se acumule.
Si usted trata de vivir la vida cristiana por sus propios esfuerzos carnales, ésta se volverá compleja, difícil e inclusive imposible de vivir. Pero cuando invita al Señor Jesucristo a dirigir su vida; cuando por fe sabe que usted ha sido crucificado con Cristo y ha resucitado con Él y esto se constituye en una realidad cada día; cuando camina en la luz como Dios está en la luz, en la llenura y el poder del Espíritu Santo, el Señor sencillamente vive Su vida abundante en usted, en todo el poder de su resurrección.
No estoy sugiriendo que el cristiano que camina en la llenura del Espíritu Santo no tiene dificultades. También tiene problemas de salud, pérdida de seres queridos, necesidades financieras y otras experiencias similares a las de la mayoría de las personas.
Sin embargo, muchas de nuestras desgracias son provocadas por nuestras propias acciones egoístas y mundanas. La persona espiritual también está expuesta a la mayoría de estos sufrimientos provocados por sí misma. Pero cuando el problema viene, la persona espiritual puede enfrentarlos con una actitud de calma y confianza porque conoce los recursos de Dios que están disponibles para quien se enfrenta a la adversidad.
No se trata simplemente del pensamiento positivo. Nosotros somos instruidos a dejarle nuestras preocupaciones al Señor Jesús, porque Él tiene cuidado de nosotros. La persona espiritual conoce la fidelidad de Dios por experiencia. El Señor es quien soluciona los problemas. Las pruebas y las cargas de este mundo no son tan grandes cuando Él es quien está llevando todo el peso.
El apóstol Pablo había experimentado esto momento a momento:
En toda vida hay un trono, un centro de control, la intersección del intelecto, la voluntad y las emociones de una persona. En el trono está el yo o Cristo. Permítame ilustrarlo.
Me gusta planificar por adelantado todo lo que sea posible, en especial los eventos importantes. Sin embargo, a menudo estoy tan ocupado con los muchos detalles de nuestro ministerio mundial que algo importante se me puede escapar.
Apenas faltaban dos semanas para una conferencia clave, cuando me di cuenta que necesitaba una serie de materiales impresos que serían de gran beneficio para los asistentes.
Cuando compartí la urgencia con el director del departamento responsable por esta necesidad, él me respondió, “Bill, ahora ya estamos copados. Dos semanas no es tiempo suficiente.”
Yo me impaciente. ¿Acaso no se daba él cuenta que estamos en una batalla para ganar las almas de las personas, y que por lo tanto debemos aprovechar todas las oportunidades que surjan y no limitar nuestros esfuerzos sólo al horario diario de trabajo? Le aclaré a él mi posición.
“Pero si nosotros tuviéramos más tiempo...” protestó. “Ahora no hay forma de que podamos realizar un trabajo tan grande en tan poco tiempo. Hay que escribir, hacer el diseño, pasarlo en limpio, hacer las gráficas, luego la impresión”
Parecía obvio que él no compartía mi carga por el próximo evento. Yo insistí en mi punto. “Mira, ésta es una conferencia internacional muy importante,” le dije firmemente, elevando el tono de mi voz. “Y éste no es el momento de excusas. Por favor encuentra una forma de terminar este proyecto a tiempo para la conferencia, aunque sea trabajando fuera de horario.”
Yo pude ver que mi colega estaba frustrado. Pero razoné: Nosotros necesitamos estos materiales impresos. Sea como sea, los necesitamos y pronto.
Momentos después de nuestra conversación, sentí la convicción del Espíritu Santo.Momentos después de nuestra conversación, sentí la convicción del Espíritu Santo. Sí, aún en nuestro servicio bien intencionado para el Señor, nosotros podemos tropezar, y a nombre de la santidad yo había ofendido a un muy querido hermano en Cristo. Yo había fallado al no reconocer que él y su equipo posiblemente tenían razón, no había tenido en cuenta la dura carga de trabajo que ya estaban enfrentando cada día. En vez de pedirle que pensara conmigo en las posibilidades y ayudarlo a reorganizar sus prioridades para acomodar la nueva tarea, le había ordenado hacer el trabajo mostrándole poco aprecio por las muchas noches que su equipo había dedicado a su trabajo. Yo había reaccionado con impaciencia, en vez de hacerlo con un espíritu de amor y comprensión por su trabajo de equipo.
En este punto tenía que tomar una decisión. Por un lado, podía irme. Después de todo, ¿Acaso la cabeza de una organización grande no tiene el derecho de exigir proyectos cuando sea necesario? ¿Acaso el fin (la estratégica conferencia internacional) no justifica los medios (lograr el trabajo sin importar lo que cueste)? ¿Y acaso la actitud insegura de mi asociado no justificaba una conversación severa sobre la urgencia de la hora?
Humanamente hablando, yo podía haber justificado mi actuación, permitiendo que el incidente pasara. Pero no tendría descanso ni paz mientras el Espíritu Santo continuará señalándome el pecado. Dios no habría bendecido mis esfuerzos por agradarlo, en tanto este pecado permaneciera sin confesar. Además, algunos de mis amados compañeros de trabajo, habrían continuado dolidos como resultado de mi actitud insensible.
Por otro lado, yo también tenía la opción de tratar al problema tomando una acción bíblica para solucionarlo. La inquietud en mi conciencia era el Espíritu Santo examinándome mientras yo trataba de justificar mi conducta. Aquello que yo consideraba como un liderazgo eficaz, Èl me lo estaba mostrando como pecados injustificados de impaciencia y enojo.
Yo sabía que tomar una acción bíblica era la única elección que agradaría a mi Señor. Por eso, yo le confesé mi pecado y me apropié de su perdón.
Luego vino la parte más difícil.
Me dirigí a la oficina donde trabajaba mi asociado y su equipo y les pedí perdón. Nosotros lloramos, reímos y oramos juntos, sintiendo un fluir fresco del amor de Dios en medio nuestro. Luego hablamos de nuestras necesidades mutuas y encontramos un modo (como compañeros de equipo) de reorganizar el trabajo y cumplir la tarea (a tiempo).
De eso se trata la vida cristiana, simplemente de mantener a Dios en el trono. Usted hace esto cuando camina controlado y dirigido por el Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo vino con el propósito expreso de glorificar a Cristo, haciendo posible que el creyente viva una vida santa y sea un testigo fructífero de nuestro Salvador amado.
Como he mencionado previamente, para estar seguro de estar lleno del Espíritu Santo, usted necesita recordar dos palabras importantes: mandato y promesa. El mandato se encuentra en Efesios 5:18,
Y la promesa se fundamenta en 1 Juan 5:14,15:
Basándose en la autoridad del mandato de Dios, usted sabe que está orando de acuerdo a Su voluntad cuando le pide que lo llene, que lo controle y lo dirija. Por lo tanto, usted puede estar seguro que Él lo llenará y dirigirá, basándose en su mandato y en su promesa, siempre que usted desee sinceramente ser lleno y que confíe en que Él lo llenará.
Recuerde que si usted es creyente, el Espíritu Santo ya está morando en usted. Usted no tiene que pedirle que entre en su vida; Él ya está morando en usted. Su cuerpo es un templo de Dios desde el momento en que se hizo cristiano. Por lo tanto, usted simplemente le dice, “Yo te rindo mi vida, y por fe me apropio de Tu llenura y poder.”
Luego, continúe respirando espiritualmente, exhalando cada vez que el Espíritu Santo le revele qué necesita confesar, e inhalando mientras camina en la llenura y el control del Espíritu por fe. Algunos cristianos aprenden a respirar espiritualmente más pronto y más a menudo que otros.
Los sentimientos no son confiables, no dependa de los sentimientos. Estos están ligados a sus circunstancias siempre cambiantes, y no son confiables para evaluar su relación con Dios. La autoridad final la tienen las promesas invariables de la Palabra de Dios, no sus sentimientos. El cristiano debe vivir por fe, confiando en la fidelidad de Dios y Su Palabra. Un tren es una buena ilustración de la relación entre los hechos, la fe y los sentimientos.
Llamemos “hecho” a la máquina del tren, la realidad de la promesa de Dios se basa en Su Palabra. Al vagón de combustible lo llamaremos “fe”, usted confía en Dios y Su Palabra. Al vagón de la cocina lo llamaremos “sentimientos.”
Conforme el combustible fluye dentro de la máquina, el tren funciona. Sería inútil, y por supuesto ridículo, intentar hacer andar el tren por el vagón de la cocina. Del mismo modo, como cristiano, usted no debería depender de los sentimientos y las emociones para vivir una vida llena del Espíritu Santo. En vez de eso, Dios quiere que usted simplemente coloque su fe en Su fidelidad y en las promesas de Su Palabra.
Los sentimientos son como el vagón cocinero, éstos son importantes, pero están diseñados para ir detrás de una vida de fe y obediencia. Jesús prometió a todos los que le obedecen, “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré y me manifestaré a él.”
Entonces, usted puede esperar mantener una relación emocional válida con nuestro Señor si confía en Él y le obedece. Pero nunca busqué depender de los sentimientos o sólo tener una experiencia emocional. El acto de buscar una experiencia emocional es ya una negación del principio de fe y todo lo que no proviene de fe, es pecado.
Para resumir, usted puede saber que está lleno del Espíritu Santo confiando en Dios - Su mandato y Su promesa , y puede vivir con esa seguridad.
La Biblia explica que hay tres grandes fuerzas - el mundo, la carne y el diablo, que constantemente batallan contra los creyentes. Observemos brevemente cada una de estas fuerzas.
Yo no conozco a nadie que ame este mundo y que haya sido usado por Dios de una manera significativa. El dinero y cualquier otro tipo de éxito material, no tiene nada de malo. Sin embargo, usted debe tener cautela con la influencia del materialismo. Usted debe colocar su afecto en Cristo y Su reino, no en las cosas materiales de este mundo. 1 Juan 2:15-17 advierte:
La Palabra de Dios enseña que el cristiano espiritual debe estar preparado para batallar contra la carne. A lo largo de su vida usted tendrá conflictos. En ningún momento estará usted libre de tentación. Gálatas 5:17 dice:
Todas las personas, sin importar su grado de madurez en Cristo, experimentan tentación y tienen tendencia hacia el pecado. Sin embargo, hay una diferencia entre tentación y pecado. La tentación es la inclinación inicial de hacer algo contrario a la voluntad de Dios. Tal inclinación la tienen todos los hombres y mujeres, aunque trabajen para el Señor y aun cuando no hayan pecado. La tentación se transforma en pecado cuando usted piensa en la tentación y desarrolla un deseo carnal que a menudo es seguido por un acto de desobediencia.
Pero este conflicto se resuelve totalmente cuando usted, por un acto de su voluntad, se rinde bajo el control del Espíritu Santo y enfrenta esas tentaciones en Su poder. Gálatas 5:16 dice: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa.
¿Cómo puede hacer esto? En la vida práctica y a diario reconozca su debilidad en el momento en que es tentado, y pídale al Señor que se haga cargo del problema por usted. Cuando yo soy tentado, a menudo le recuerdo al Señor que yo le pertenezco y que necesito Su ayuda. Le pido que con Su sangre limpie mi mente de ciertos pensamientos y que me controle y dirija con el Espíritu Santo. De ese modo no me rindo a ninguna tentación.
Satanás es un enemigo real (no debemos equivocarnos en esto) sino que debemos estar preparados para el conflicto con él. Debemos estar siempre alertas contra sus hábiles trucos y su astucia, así como también reconocer sus claros intentos por hacernos fracasar y por destrozarnos. 1 Pedro 5:8-9 dice:
En una ocasión un joven ministro compartió conmigo, “Le tengo miedo al diablo.”
Le dije, “Debería temer a Satanás si usted continúa intentando controlar su propia vida. Pero si usted está dispuesto a permitir que Dios la controle, usted no tiene que temer nada, porque la Biblia dice: Mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo.”
“Satanás fue derrotado hace 2.000 años,” le expliqué, “cuando Cristo murió en la cruz por nuestros pecados, cumpliendo las profecías. Aunque Satanás tenga gran poder e influencia sobre el hombre, él tiene solamente el poder que Dios le ha permitido. Por eso es que al enfrentar la gran persecución, los discípulos pudieron orar a Dios en Su soberanía y poder,” para hacer lo que tu mano y tu consejo habían antes determinado que hicieran.”
Mi amigo ministro había vivido en una ciudad donde se encontraba uno de los zoológicos más grandes del mundo. Le pregunté, “¿En su ciudad, qué hacen con los leones?”
El respondió, “Los enjaulamos.”
Le dije, “Eso es exactamente lo que Dios ha hecho con Satanás. Visite la jaula en el zoológico y observe al león paseándose impaciente de un lado a otro. Él no puede hacerle daño a usted. Aunque se acerque mucho a la jaula, tampoco podrá herirlo si usted es cuidadoso. Pero si usted entra a la jaula el león lo devorará. Usted no tiene nada que temer mientras permanezca fuera de la jaula.”
“De igual modo, usted no tiene nada que temer de Satanás mientras dependa de Cristo y no de su propia fuerza. Recuerde, Satanás no tiene poder excepto aquel que Dios en su sabiduría le permite que tenga.”
El apóstol Pablo nos advierte, “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne sino principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”
Aunque Satanás y las fuerzas de la oscuridad son enemigos peligrosos y usted debe estar alerta acerca del modo en que Satanás trabaja, no debe tener miedo de él, si su vida está rendida al Señorío de Cristo, si continúa caminando en fe y en obediencia en el poder del Espíritu Santo. A pesar de que Satanás es un experto en engañar e inducir a los cristianos a desobedecer a Dios, usted no debe temerle. Recuerde, la Biblia dice, “Mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo.” Pero si usted continúa siendo un cristiano mundano, tendrá que prepararse para enfrentar problemas reales en su vida personal, en su familia y en su iglesia. No hay un lugar más peligroso y vulnerable para un cristiano que vivir fuera de la perfecta voluntad de Dios como un cristiano mundano o carnal.
Si usted quiere caminar en la llenura y el poder del Espíritu Santo, usted necesita conocer cuál es su herencia espiritual. Usted debe saber cómo apropiarse de los recursos inagotables del amor, sabiduría, poder, perdón y gracia abundante de Dios.
Es imposible caminar vigorosa y dinámicamente en el Espíritu sin dedicar tiempo, un tiempo de quietud para estar en comunión con el Señor y su Palabra - en oración y en estudio personal. Usted debe escuchar con atención Su guía y consejo para sus actividades diarias y para testificar de Cristo.
Después de muchos años de trabajar con miles de cristianos, yo estoy convencido de que una persona no puede disfrutar la vida llena y abundante, que es nuestra herencia en Cristo, sin el equilibrio apropiado entre el estudio bíblico, la oración y el presentar a Cristo a otros lo cual fluye en forma natural, de una vida obediente, llena del Espíritu.
Dios lo llama, no sólo a experimentar personalmente esa gran aventura con Cristo, sino a compartir estas Buenas Nuevas con otros.
En este momento conviene hacer una advertencia. Usted es espiritual y experimenta el poder de Dios como un modo de vida, como resultado de la fe y únicamente la fe. La Biblia enseña claramente que “el justo por la fe vivirá.” y “Sin fe es imposible agradar a Dios.” El practicar disciplinas y actividades espirituales, son el resultado de la fe. El estudio bíblico, la oración, el testificar y la obediencia son vitalmente importantes, pero éstos deberían ser considerados como con el resultado (el rebosar) de la vida de fe y no como un medio de fe, aunque la fe crece conforme usted ve la fidelidad de Dios, por medio de la comprensión de Su Palabra.
Pablo dice, “Recuerden que su fortaleza debe venir del gran poder del Señor.” Jesucristo, la expresión visible de Dios en quien mora toda la plenitud de la deidad, a quien se le ha dado toda autoridad en los cielos y en la tierra, vive en todos los que nos hemos hecho sus hijos por medio de la fe en Cristo. Usted no tiene ningún poder en sí mismo. Usted debe depender totalmente del poder todopoderoso de la resurrección de Jesucristo por medio del Espíritu Santo.
Como todo joven, primero en la universidad y posteriormente en los negocios, yo solía ser muy autosuficiente y me sentía orgulloso de lo que podía lograr por mí mismo. Yo creía que un hombre podía hacer cualquier cosa que se propusiera en su propia fuerza, si estaba dispuesto a pagar el precio del sacrificio y el trabajo duro. Debo decir que experimenté cierto grado de éxito. Luego, cuando me hice cristiano, aprendí una nueva filosofía de vida que era diametralmente opuesta a mi filosofía anterior. Una vida de confianza en el poder de Dios, reemplazó mi vieja costumbre de tratar de hacer las cosas en mis propias fuerzas.
Ahora me doy cuenta cuán incapaz soy de vivir la vida cristiana , cuán débil soy en mis propias fuerzas, pero cuán fuerte soy en Cristo. Como Pablo dijo, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”
En Juan 15:4,5 el Señor enfatiza la importancia de obtener nuestra fuerza de Él:
En sus propias fuerzas usted no puede hacer nada, es espiritualmente impotente y no da fruto. Aún como cristiano, usted es como una rama cortada de la vid si trata de vivir su propia vida. Pero si usted permanece en Cristo y Su Palabra permanece en usted, es Su poder el que se expresa a través suyo y Él lo capacita para vivir y testificar de Él.
Jesús explicó la importancia de ser un testigo fructífero, en Juan 15:8: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.”
Yo nunca he guiado a nadie a Cristo y nunca lo haré, aunque he tenido el privilegio de orar con miles que han recibido a Cristo como resultado de mi tarea evangelizadora. El nuevo nacimiento es resultado de la obra del Espíritu Santo. Por lo tanto, yo no puedo jactarme por mucho el fruto ni desanimarme por el poco fruto. La responsabilidad de llevar frutos pertenece al Espíritu Santo, quien obra en y a través mío, produciendo fruto y cambiando las vidas de las personas. Mi papel es confiar y obedecer. Las palabras de un gran himno, “Cuando Andemos con Dios” (por John H. Sammis) expresan muy bien esto:
Todo lo que Dios espera de usted es su disponibilidad, su confianza y su obediencia. El éxito en el testificar es simplemente compartir a Cristo en el poder del Espíritu Santo y dejarle los resultados a Dios. Pablo escribe:
El Señor Jesús le encomendó a sus discípulos que vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio, prometiendo que estaría siempre con ellos. Jesús no les dijo, “Vayan por el mundo y buena suerte.” Él dijo “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”
Nuestro Salvador resucitado, el único a quien usted sirve, ¡es el Dios omnipotente! El es Aquel de quien la Biblia dice:
Si usted tiene a Cristo, tiene todo lo que necesita porque, como Pablo le escribe a la iglesia de Colosas, usted está completo en Él. ¿Necesita amor? Nuestro Señor es la encarnación del amor. ¿Necesita gozo? El es gozo. ¿Necesita paz? Cristo es paz.
¿Necesita paciencia? Cristo es paciencia. ¿Necesita sabiduría? Cristo es sabiduría.
¿Necesita posesiones materiales para servir mejor a Cristo? Ellas están disponibles en Él. Él es dueño de todos los animales en las colinas. Yo le recuerdo Su promesa de suplir las necesidades de todos los que confían en Él.
El cristianismo es Cristo, y usted está completo en Él. Le proveerá todo lo que usted necesita.
Un estudio cuidadoso de la epístola a los Romanos, especialmente de los primeros ocho capítulos, puede tener un impacto revolucionario en la vida de cualquiera que busque sinceramente la verdad. Romanos 6 nos recuerda especialmente cuatro verdades:
Nuestros antiguos deseos perversos fueron clavados con Él en la cruz. La parte de usted que ama el pecado fue aniquilada y mortalmente herida, de modo que su cuerpo que ama el pecado no está más bajo el control del pecado. Nunca más será esclavo del pecado; porque como usted ha muerto al pecado, está libre de su seducción y su poder sobre usted.
Por lo tanto, considere su vieja naturaleza pecaminosa como muerta e insensible al pecado y, por consecuencia, viva para Dios.
No permita que ninguna parte de su cuerpo sea un instrumento de maldad usado para pecar; sino dése usted mismo a Dios completamente - cada parte de usted, porque usted ha vuelto de la muerte, y usted quiere ser instrumento en las manos de Dios y ser usado por Él en Su propósito.
¿Se da cuenta de que usted puede escoger su propio amo? Usted puede escoger el pecado (y la muerte) o también la obediencia (y el perdón). Aquel a quien usted se ofrezca, lo tomará y será su amo, y usted será su esclavo
Un día mi esposa Vonette y yo estábamos caminando por un arroyo poco profundo en el Parque Yosemite, con nuestros dos hijos. Como las piedras eran resbalosas, yo estaba sosteniendo de la mano a nuestro hijo de cinco años, Brad, para que no se resbalara. Repentinamente Brad resbaló en una de las piedras y sus pies se deslizaron con su peso. Hubiera tenido una caída seria y se habría lastimado si yo no lo hubiera sostenido firmemente hasta que recobró el equilibrio. Cuando continuamos nuestra caminata, me miró con una expresión radiante de gratitud y me dijo, “Papi, estoy muy contento porque me salvaste de caer.”
En ese preciso instante, sentí que Dios me había hablado, y le dije, “Padre, estoy muy contento porque Tú me sostienes con tu mano. Cuántas veces me has librado de caer” ¡Esta vida cristiana es maravillosa! ¡Es emocionante! Está llena de aventura para los que obedecen a Dios y le permiten controlar sus vidas, para los que caminan con Él momento a momento, día tras día, permitiéndole “sostener su mano.”
Esta caminata personal e íntima con Cristo nuestro Salvador y nuestro amigo es el cristianismo; no el esfuerzo, la tensión, el trabajo y la autodisciplina en la carne, que son usualmente las características del cristiano promedio mal informado. Si usted desea caminar en el Espíritu, esté seguro de conocer los recursos de que dispone como hijo de Dios, para que pueda decir con el apóstol Pablo, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”
Caminar en el Espíritu, es vivir una vida de fe. Dios nos creó con la capacidad de experimentar una amplia gama de sentimientos. Gracias a Dios por estos. Sin embargo, usted no puede depender de los sentimientos para dar validez a su caminar con el Señor Jesús. Las emociones válidas son el resultado de la fe y la obediencia.
Aunque los sentimientos ocupan un lugar en nuestras vidas, Dios no quiere que estén por encima de nuestra fe en su Palabra. Él buscar una experiencia emocional va en contra del mandato de caminar por fe y es, en realidad, un insulto a Dios. Permita que las emociones encuentren su lugar apropiado en su relación con Cristo.
Juan 14:21 indica que el camino más válido para tener una experiencia emocional es ser obediente a Cristo. Uno de los mayores actos de obediencia es hablar de Cristo con otros en el poder del Espíritu Santo. Así como Él vino a buscar y salvar a los perdidos y le ha encomendado testificar de Él, nada podría agradar más al Señor que eso. Si usted quiere experimentar a Cristo de forma dinámica, válida y emocionante, comience a hablar de Cristo con otros como un hábito.
Para caminar en el Espíritu usted debe vivir de acuerdo a las promesas de Dios, confiando en la absoluta integridad de Dios. La fe debe tener un objeto, y el objeto de su fe es Dios, revelado por medio de Su Palabra. Dios ha probado ser digno de nuestra confianza. En la Palabra de Dios hay miles de promesas para usted, y nunca se ha encontrado una que no sea verdadera. Cuando Dios diga algo, usted puede confiar su vida en ello y puede estar seguro de que Él no le fallará.
En Romanos 8:28 Pablo escribe, “Sabemos que Dios obra en todo para el beneficio de quienes lo aman.” ¿Cree usted esta promesa de la Palabra de Dios? Si la cree, usted lógicamente reconoce el muy razonable mandato de Dios en 1 Tesalonicenses 5:18: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.”
Caminar en el Espíritu, es vivir una vida de fe. Dios nos creó con la capacidad de experimentar una amplia gama de sentimientos. Gracias a Dios por estos. Sin embargo, usted no puede depender de los sentimientos para dar validez a su caminar con el Señor Jesús. Las emociones válidas son el resultado de la fe y la obediencia.¿Ha aprendido usted a decir, «Gracias Señor» cuando su corazón está dolido por la pérdida de un ser querido? ¿Le agradece a Dios cuando su cuerpo está agobiado de dolor? ¿Cuando recibe una carta que termina una relación amorosa? ¿Cuando sufre reveses financieros? ¿Cuándo fracasa en un examen? ¿Cuando no tiene trabajo?
¿Agradece a Dios cuando usted es discriminado, religiosa o racialmente?
Usted puede decir que sólo un tonto daría gracias a Dios en tales circunstancias. No, si usted sabe que “Todas las cosas ayudan a bien a aquellos que le aman.” Si Dios nos ordena dar gracias, hay una razón para ello. Es una de las lecciones más emocionantes que yo he aprendido, la lección de poder decir “gracias” a pesar de que las cosas vayan mal.
Antes de hacer este descubrimiento, yo solía perder la paciencia cuando las cosas iban contrarias a mis deseos. A menudo abría por la fuerza, puertas que estaban cerradas. Si ellas no se abrían ante mí, yo trataba de romperlas. Con frecuencia andaba tenso e impaciente con los demás. Luego descubrí cuán equivocado estaba.
Trágicamente nosotros dañamos a nuestros hermanos con nuestra impaciencia, con nuestra crítica, con nuestra falta de reflexión; y cuando los cristianos actúan así, todo el Cuerpo de Cristo sufre.
Pero Dios nos ha dado un plan mejor. Usted puede estar tranquilo. Usted puede decir “gracias” cuando todo el mundo está derrumbándose a su alrededor, porque su Dios, es Soberano y Omnipotente. Él tiene al mundo en Sus manos, y usted puede confiar en Él. Él le ama y le ha prometido pelear por usted.
Él le ha ordenado descargar todas sus preocupaciones en Él porque Él tiene cuidado de usted. Él visitó personalmente este mundo, y llevó sus pecados sobre sí. El quiere bendecirlo y usarlo, pero no lo bendecirá ni lo usará, si usted está preocupado o duda de sus promesas. Él no lo bendecirá ni lo usará si usted se lamenta, critica a otros o encuentra fallas en todo.
Hace algún tiempo, una señorita vino a nuestra oficina central para tomar uno de nuestros seminarios de capacitación. Después de una de mis conferencias, ella se me acercó para pedir consejo. Entre lágrimas, me compartió cómo su amigo más querido había muerto en un accidente. Volvían a casa después de su fiesta de compromiso, y otro automóvil que venía, cruzó la línea central forzándola a salir de la carretera chocando contra un poste de teléfono.
La tragedia era mayor por la culpa que ella sentía pues ella conducía el auto. Su corazón estaba destrozado.
“¿Qué haré?”, suplicó.
Habían pasado algunos meses y había ido ya a consultar psiquiatras, psicólogos, ministros y a muchos otros en busca de consejo. Ella dijo, “Si usted no puede ayudarme, creo que nunca sanaré.”
Le pregunté si ella era cristiana, y luego de algunos comentarios me dijo, “sí.”
Leímos juntos Romanos 8:28 y yo le pregunté, “¿Cree usted que todas las cosas suceden para bien?”
Ella dijo; “Sí, lo creo.”
Fuimos a 1 Tesalonicenses 5:18. Lo leyó en voz alta: “Dad gracias en todo, porque esa es la voluntad de Dios para con nosotros en Cristo Jesús.”
Yo le dije, “¿Ha agradecido a Dios desde la pérdida de su querido amigo?” Ella quedó muy sorprendida y apenas podía creer lo que escuchaba. Mirándome con incredulidad, me dijo, “¿Cómo puedo agradecer a Dios cuando he experimentado una pérdida tan grande?”
“Usted confía en Dios, ¿no es cierto?” -le pregunté. “Sí, confío en Dios”, -insistió.
“Entonces, ¿por qué no se lo demuestra?” -le pregunté.
“Yo sé que al principio será difícil e incluso puede parecer ridículo, pero ore y dígale a Dios que confía en Él y agradézcale por todo, a pesar de que su corazón está destrozado.”
Cuando nos arrodillamos juntos, ella oró con muchas lágrimas, “Dios, no entiendo por qué mi amigo más querido murió, pero sé que puedo confiar en ti, y hoy te doy gracias.”
Cuando ella dijo, “Gracias”, le estaba diciendo a Dios, “Confiaré en ti.” La Biblia dice que sin fe es imposible agradar a Dios, y la mejor forma de demostrar fe es diciendo, “Gracias.” Usted puede pensar que hasta odia a Dios porque ha perdido a un ser querido, una herencia, su dinero, su negocio o su salud. Tal vez se pregunte, “¿Por qué Dios me hace esto?” pero Dios dice, “Dad gracias en toda circunstancia.”
A la mañana siguiente la joven volvió a mi oficina rebosando de gozo y dijo, Anoche dormí sin medicinas por primera vez desde el accidente. Esta mañana cuando desperté mi corazón estaba lleno de alabanza y agradecimiento a Dios. Yo no puedo comprenderlo, pero sé que esto tiene relación, lo que usted me enseñó anoche acerca de decir “Gracias a Dios.”
Podría relatar cientos de historias similares acerca de cristianos cuyas vidas han sido transformadas al aprender la lección tan sencilla de decir “gracias” en todo.
Hace algunos años nosotros necesitábamos desesperadamente más de medio millón de dólares para la compra del Hotel Arrowhead Springs, la oficina central de la Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo Internacional. El futuro de nuestro ministerio mundial estaba en riesgo debido a un tecnicismo. Nuestra posición financiera había tomado un giro trágico y parecía que no había esperanza. Todo el Ministerio estaba en peligro de ser destruido y mi propia reputación sería dañada.
Cuando un amigo me dijo que el dinero que nos habían prometido no estaba disponible, caí de rodillas y dije, “¿Señor, qué hago?” Abrí mi Biblia buscando ayuda y seguridad. Recordé que todas las cosas obran para bien para aquellos que aman a Dios, que sin fe es imposible agradar a Dios, y que el justo por la fe vivirá. Leí el mandato de Dios de dar gracias en todo.
El privilegio más grande de la vida es aprender a confiar en Dios. Aprender a caminar por fe. Yo todavía estoy aprendiendo y tengo confianza de que un día podré confiar en Dios por cosas infinitamente más grandes que aquellas que ahora puedo confiarle.Entonces agradecí a Dios, a pesar de lo que había pasado. Le agradecí en medio de mis lágrimas. Le agradecí que en Su sabiduría y amor, Él sabía mejor que yo lo que debería hacerse y que después de este caos e incertidumbre, vendría una solución milagrosa para nuestro problema.
Cuando estaba arrodillado y mientras daba gracias a pesar de la desilusión que sentía, Dios comenzó a darme una seguridad genuina de que realmente iba a suceder un milagro. En diez días Dios proveyó una solución inesperada a nuestro problema, un verdadero milagro. Nos demostró una vez más que cuando confiamos en Él, Él es fiel y digno de nuestra confianza.
El privilegio más grande de la vida es aprender a confiar en Dios. Aprender a caminar por fe. Yo todavía estoy aprendiendo y tengo confianza de que un día podré confiar en Dios por cosas infinitamente más grandes que aquellas que ahora puedo confiarle.
¡Qué oportunidad tan grande la que tenemos de caminar con el Rey de reyes cada momento de cada día en nuestras vidas, desde que nos levantamos en la mañana hasta que nos acostamos por la noche!
Por muchos años mi práctica diaria ha sido comenzar y terminar el día recordando el amor y la fidelidad de nuestro maravilloso Señor, en especial antes de acostarme por la noche. Así, a través del descanso nocturno, cuando mi subconsciente es el que trabaja, estoy también pensando en Cristo. Cuando despierto por la mañana, mis primos pensamientos son para Él.
Generalmente me despierto con un salmo de alabanza en mis labios y con una actitud de agradecimiento. “Oh Señor, te doy gracias porque te pertenezco. Te agradezco porque vives en mí, y te agradezco porque perdonaste mis pecados. Te doy gracias porque soy tu hijo.”
“Ahora, al comenzar este día, y durante todo el día, te invito a utilizar mi cuerpo, a amar con mi corazón, a hablar con mis labios y a pensar con mi mente. Te doy gracias porque durante el transcurso de este día tú prometiste hacer a través de mí, aún mayores cosas que las que tú hiciste cuando estabas aquí en la tierra. Por fe, apropio tu grandeza, tu poder, tu autoridad en mi vida y te invito a que hoy hagas lo que desees en mí y a través de mí.” Aunque las palabras de mi oración diaria varíen, mi compromiso contigo sigue siendo el mismo.
Ahora procuro comenzar cada día arrodillándome como un acto de reconocimiento de su Señorío. Busco comenzar el día caminando en la llenura de Su poder. ¿Qué aventura aguarda a los que confían en el Señor!
En resumen, le recuerdo que si usted desea caminar momento a momento, día a día, en la llenura y poder del Espíritu de Dios, usted debe
¿Por qué un cristiano debe caminar siempre en la llenura y el control del Espíritu Santo momento a momento, como un hábito permanente en la vida? Hay muchas razones importantes: agradar y honrar al Señor, quien se deleita en la comunión con sus hijos; gozar de una vida más rica, plena y emocionante con nuestro Salvador y con otros; y ser más fructífero en su testimonio acerca de su Salvador.
El presentar a Cristo a otros como una expresión de gratitud y como un acto de obediencia al Señor, es el resultado natural de caminar en la llenura del Espíritu Santo.
Ya que todo cristiano recibió la orden de ser testigo de nuestro Señor Jesucristo, el no hacerlo y el no comprometerse en la evangelización, es un acto de desobediencia e indica que el cristiano no está caminando en el control del Espíritu Santo.
Conforme usted camina en el Espíritu y aplica fielmente el concepto revolucionario de la Respiración Espiritual, usted también llegará a ser parte de la gran multitud de discípulos fructíferos que Dios está levantando en todo el mundo para trabajar, planificar, orar y testificar de Jesucristo, y así ayudar en el cumplimiento de la Gran Comisión en esta generación.