Lee un pasaje de las Escrituras y practiquen un canto de adoración.
(Opcional) Jesucristo es el Señor, para la gloria de Dios Padre. Él quiere que todos los hombres sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios y un mediador también entre Dios y el hombre, el hombre Jesucristo, que se entregó a sí mismo como rescate por todos. (Filipenses 2:11b; 1 Timoteo 2:4-6a)
Ministrar a las necesidades de los demás en oración, consejo bíblico y aliento.
Alentar la responsabilidad amorosa de obedecer a Jesús
Elija una manera de proyectar visión de quiénes pueden llegar a ser en Cristo o lo que Dios puede hacer a través de ellos al:
Comparta la GRAN visión de "Una iglesia para cada pueblo y comunidad, y el Evangelio para cada persona".
22 La multitud estuvo escuchando a Pablo hasta que pronunció esas palabras. Entonces levantaron la voz y gritaron: «¡Bórralo de la tierra! ¡Ese tipo no merece vivir!»
23 Como seguían gritando, tirando sus mantos y arrojando polvo al aire,24 el comandante ordenó que metieran a Pablo en el cuartel. Mandó que lo interrogaran a latigazos con el fin de averiguar por qué gritaban así contra él.25 Cuando lo estaban sujetando con cadenas para azotarlo, Pablo le dijo al centurión que estaba allí:
—¿Permite la ley que ustedes azoten a un ciudadano romano antes de ser juzgado?
26 Al oír esto, el centurión fue y avisó al comandante.
—¿Qué va a hacer usted? Resulta que ese hombre es ciudadano romano.
27 El comandante se acercó a Pablo y le dijo:
—Dime, ¿eres ciudadano romano?
—Sí, lo soy.
28 —A mí me costó una fortuna adquirir mi ciudadanía —le dijo el comandante.
—Pues yo la tengo de nacimiento —replicó Pablo.
29 Los que iban a interrogarlo se retiraron en seguida. Al darse cuenta de que Pablo era ciudadano romano, el comandante mismo se asustó de haberlo encadenado.
30 Al día siguiente, como el comandante quería saber con certeza de qué acusaban los judíos a Pablo, lo desató y mandó que se reunieran los jefes de los sacerdotes y el Consejo en pleno. Luego llevó a Pablo para que compareciera ante ellos.
1 Pablo se quedó mirando fijamente al Consejo y dijo:
—Hermanos, hasta hoy yo he actuado delante de Dios con toda buena conciencia.
2 Ante esto, el sumo sacerdote Ananías ordenó a los que estaban cerca de Pablo que lo golpearan en la boca.
3 —¡Hipócrita, a usted también lo va a golpear Dios! —reaccionó Pablo—. ¡Ahí está sentado para juzgarme según la ley!, ¿y usted mismo viola la ley al mandar que me golpeen?
4 Los que estaban junto a Pablo le interpelaron:
—¿Cómo te atreves a insultar al sumo sacerdote de Dios?
5 —Hermanos, no me había dado cuenta de que es el sumo sacerdote —respondió Pablo—; de hecho está escrito: “No hables mal del jefe de tu pueblo”.
6 Pablo, sabiendo que unos de ellos eran saduceos y los demás fariseos, exclamó en el Consejo:
—Hermanos, yo soy fariseo de pura cepa. Me están juzgando porque he puesto mi esperanza en la resurrección de los muertos.
7 Apenas dijo esto, surgió un altercado entre los fariseos y los saduceos, y la asamblea quedó dividida.8 (Los saduceos sostienen que no hay resurrección, ni ángeles ni espíritus; los fariseos, en cambio, reconocen todo esto).
9 Se produjo un gran alboroto, y algunos de los maestros de la ley que eran fariseos se pusieron de pie y protestaron. «No encontramos ningún delito en este hombre —dijeron—. ¿Acaso no podría haberle hablado un espíritu o un ángel?»10 Se tornó tan violento el altercado que el comandante tuvo miedo de que hicieran pedazos a Pablo. Así que ordenó a los soldados que bajaran para sacarlo de allí por la fuerza y llevárselo al cuartel.
11 A la noche siguiente el Señor se apareció a Pablo, y le dijo: «¡Ánimo! Así como has dado testimonio de mí en Jerusalén, es necesario que lo des también en Roma».
Preguntas adicionales que puede utilizar:
Como ciudadano romano, Pablo estaba siendo protegido por el comandante, pero todavía estaba en gran peligro. El comandante romano mostró integridad al tratar de entender la situación y seguir el derecho civil romano. Los judíos eran muy celosos acerca de sus creencias religiosas, dispuestos a matar a aquellos que creían de manera diferente o, a su entender, "ofendían" a Dios. Pablo aprovechó las diferencias teológicas entre los líderes judíos para cambiar el enfoque de sí mismo a su desacuerdo teológico. Jesús se le apareció a Pablo para animarlo a que él estaba trabajando a través de él, a pesar de la respuesta hostil de los líderes religiosos judíos. A medida que perseguimos la expansión del Reino de Dios, Jesús cumple su promesa de "nunca dejarnos ni abandonarnos". (Mateo 28:20). Lee Efesios 2:10. Al igual que Pablo, el Señor nos ha creado a cada uno de nosotros para las buenas obras y él soberanamente utiliza todas nuestras experiencias para llevar a cabo las obras que él tiene para nosotros.
Practique el dar y la Santa Cena aquí o en la sección Preparación para la Misión