Lee un pasaje de las Escrituras y practiquen un canto de adoración.
(Opcional) Jesucristo es el Señor, para la gloria de Dios Padre. Él quiere que todos los hombres sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios y un mediador también entre Dios y el hombre, el hombre Jesucristo, que se entregó a sí mismo como rescate por todos. (Filipenses 2:11b; 1 Timoteo 2:4-6a)
Ministrar a las necesidades de los demás en oración, consejo bíblico y aliento.
Alentar la responsabilidad amorosa de obedecer a Jesús
Elija una manera de proyectar visión de quiénes pueden llegar a ser en Cristo o lo que Dios puede hacer a través de ellos al:
Comparta la GRAN visión de "Una iglesia para cada pueblo y comunidad, y el Evangelio para cada persona".
37 Cuando los soldados estaban a punto de meterlo en el cuartel, Pablo le preguntó al comandante:
—¿Me permite decirle algo?
—¿Hablas griego? —replicó el comandante—.38 ¿No eres el egipcio que hace algún tiempo provocó una rebelión y llevó al desierto a cuatro mil guerrilleros?
39 —No, yo soy judío, natural de Tarso, una ciudad muy importante de Cilicia —le respondió Pablo—. Por favor, permítame hablarle al pueblo.
40 Con el permiso del comandante, Pablo se puso de pie en las gradas e hizo una señal con la mano a la multitud. Cuando todos guardaron silencio, les dijo en arameo:
1 «Padres y hermanos, escuchen ahora mi defensa».
2 Al oír que les hablaba en arameo, guardaron más silencio.
Pablo continuó:3 «Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad. Bajo la tutela de Gamaliel recibí instrucción cabal en la ley de nuestros antepasados, y fui tan celoso de Dios como cualquiera de ustedes lo es hoy día.4 Perseguí a muerte a los seguidores de este Camino, arrestando y echando en la cárcel a hombres y mujeres por igual,5 y así lo pueden atestiguar el sumo sacerdote y todo el Consejo de ancianos. Incluso obtuve de parte de ellos cartas de extradición para nuestros hermanos judíos en Damasco, y fui allá con el fin de traer presos a Jerusalén a los que encontrara, para que fueran castigados.
6 »Sucedió que a eso del mediodía, cuando me acercaba a Damasco, una intensa luz del cielo relampagueó de repente a mi alrededor.7 Caí al suelo y oí una voz que me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”8 “¿Quién eres, Señor?”, pregunté. “Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues”, me contestó él.9 Los que me acompañaban vieron la luz, pero no percibieron la voz del que me hablaba.10 “¿Qué debo hacer, Señor?”, le pregunté. “Levántate —dijo el Señor—, y entra en Damasco. Allí se te dirá todo lo que se ha dispuesto que hagas”.11 Mis compañeros me llevaron de la mano hasta Damasco porque el resplandor de aquella luz me había dejado ciego.
12 »Vino a verme un tal Ananías, hombre devoto que observaba la ley y a quien respetaban mucho los judíos que allí vivían.13 Se puso a mi lado y me dijo: “Hermano Saulo, ¡recibe la vista!” Y en aquel mismo instante recobré la vista y pude verlo.14 Luego dijo: “El Dios de nuestros antepasados te ha escogido para que conozcas su voluntad, y para que veas al Justo y oigas las palabras de su boca.15 Tú le serás testigo ante toda persona de lo que has visto y oído.16 Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, bautízate y lávate de tus pecados, invocando su nombre”.
17 »Cuando volví a Jerusalén, mientras oraba en el templo tuve una visión18 y vi al Señor que me hablaba: “¡Date prisa! Sal inmediatamente de Jerusalén, porque no aceptarán tu testimonio acerca de mí”.19 “Señor —le respondí—, ellos saben que yo andaba de sinagoga en sinagoga encarcelando y azotando a los que creen en ti;20 y, cuando se derramaba la sangre de tu testigo Esteban, ahí estaba yo, dando mi aprobación y cuidando la ropa de quienes lo mataban”.21 Pero el Señor me replicó: “Vete; yo te enviaré lejos, a los gentiles”».
Preguntas adicionales que puede utilizar:
El Señor había preparado a Pablo para este momento a través de su vida en Tarso, su educación griega, su formación como maestro religioso judío y sus experiencias misioneras. Esta es la primera vez que Lucas, el escritor de Hechos, registra a Pablo compartiendo su testimonio. Pablo le dijo a la iglesia en Roma que no se avergonzaría del Evangelio (Romanos 1:16), y continuó compartiendo el Evangelio sin importar las circunstancias o las consecuencias. Pablo aprovecha la oportunidad para testificar a sus compatriotas compartiendo: su vida antes de conocer al Jesús vivo, cómo conoció a Jesús, y cómo Jesús cambió su vida y su misión. Más tarde, Pablo animaría a sus líderes de la próxima generación, Timoteo y Tito, a estar listos para cada oportunidad de compartir su experiencia y conocimiento de Jesús (Tito 3:1; 2 Timoteo 4:2). Del propio testimonio de Pablo aprendemos que tanto hombres como mujeres en la iglesia primitiva sufrieron por su fe en Jesús (Hechos 22:4). Los judíos tropezaban constantemente con la idea de que Dios aceptaría a todas las personas sin observar las prácticas religiosas judías.
Practique el dar y la Santa Cena aquí o en la sección Preparación para la Misión