Lee un pasaje de las Escrituras y practiquen un canto de adoración.
(Opcional) Jesucristo es el Señor, para la gloria de Dios Padre. Él quiere que todos los hombres sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios y un mediador también entre Dios y el hombre, el hombre Jesucristo, que se entregó a sí mismo como rescate por todos. (Filipenses 2:11b; 1 Timoteo 2:4-6a)
Ministrar a las necesidades de los demás en oración, consejo bíblico y aliento.
Alentar la responsabilidad amorosa de obedecer a Jesús
Elija una manera de proyectar visión de quiénes pueden llegar a ser en Cristo o lo que Dios puede hacer a través de ellos al:
Comparta la GRAN visión de "Una iglesia para cada pueblo y comunidad, y el Evangelio para cada persona".
1 Algunos que habían llegado de Judea a Antioquía se pusieron a enseñar a los hermanos: «A menos que ustedes se circunciden, conforme a la tradición de Moisés, no pueden ser salvos».2 Esto provocó un altercado y un serio debate de Pablo y Bernabé con ellos. Entonces se decidió que Pablo y Bernabé, y algunos otros creyentes, subieran a Jerusalén para tratar este asunto con los apóstoles y los ancianos.3 Enviados por la iglesia, al pasar por Fenicia y Samaria contaron cómo se habían convertido los gentiles. Estas noticias llenaron de alegría a todos los creyentes.4 Al llegar a Jerusalén, fueron muy bien recibidos tanto por la iglesia como por los apóstoles y los ancianos, a quienes informaron de todo lo que Dios había hecho por medio de ellos.
5 Entonces intervinieron algunos creyentes que pertenecían a la secta de los fariseos y afirmaron:
—Es necesario circuncidar a los gentiles y exigirles que obedezcan la ley de Moisés.
6 Los apóstoles y los ancianos se reunieron para examinar este asunto.7 Después de una larga discusión, Pedro tomó la palabra:
—Hermanos, ustedes saben que desde un principio Dios me escogió de entre ustedes para que por mi boca los gentiles oyeran el mensaje del evangelio y creyeran.8 Dios, que conoce el corazón humano, mostró que los aceptaba dándoles el Espíritu Santo, lo mismo que a nosotros.9 Sin hacer distinción alguna entre nosotros y ellos, purificó sus corazones por la fe.10 Entonces, ¿por qué tratan ahora de provocar a Dios poniendo sobre el cuello de esos discípulos un yugo que ni nosotros ni nuestros antepasados hemos podido soportar?11 ¡No puede ser! Más bien, como ellos, creemos que somos salvos por la gracia de nuestro Señor Jesús.
12 Toda la asamblea guardó silencio para escuchar a Bernabé y a Pablo, que les contaron las señales y prodigios que Dios había hecho por medio de ellos entre los gentiles.13 Cuando terminaron, Jacobo tomó la palabra y dijo:
—Hermanos, escúchenme.14 Simón nos ha expuesto cómo Dios desde el principio tuvo a bien escoger de entre los gentiles un pueblo para honra de su nombre.15 Con esto concuerdan las palabras de los profetas, tal como está escrito:
16 »“Después de esto volveré
y reedificaré la choza caída de David.
Reedificaré sus ruinas,
y la restauraré,
17 para que busque al Señor el resto de la humanidad,
todas las naciones que llevan mi nombre.
18 Así dice el Señor, que hace estas cosas”
conocidas desde tiempos antiguos.
19 »Por lo tanto, yo considero que debemos dejar de ponerles trabas a los gentiles que se convierten a Dios.20 Más bien debemos escribirles que se abstengan de lo contaminado por los ídolos, de la inmoralidad sexual, de la carne de animales estrangulados y de sangre.21 En efecto, desde tiempos antiguos Moisés siempre ha tenido en cada ciudad quien lo predique y lo lea en las sinagogas todos los sábados».
22 Entonces los apóstoles y los ancianos, de común acuerdo con toda la iglesia, decidieron escoger a algunos de ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Escogieron a Judas, llamado Barsabás, y a Silas, que tenían buena reputación entre los hermanos.23 Con ellos mandaron la siguiente carta:
Los apóstoles y los ancianos,
a nuestros hermanos gentiles en Antioquía, Siria y Cilicia:
Saludos.
24 Nos hemos enterado de que algunos de los nuestros, sin nuestra autorización, los han inquietado a ustedes, alarmándoles con lo que les han dicho.25 Así que de común acuerdo hemos decidido escoger a algunos hombres y enviarlos a ustedes con nuestros queridos hermanos Pablo y Bernabé,26 quienes han arriesgado su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo.27 Por tanto, les enviamos a Judas y a Silas para que les confirmen personalmente lo que les escribimos.28 Nos pareció bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponerles a ustedes ninguna carga aparte de los siguientes requisitos:29 abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de la carne de animales estrangulados y de la inmoralidad sexual. Bien harán ustedes si evitan estas cosas.
Con nuestros mejores deseos.
30 Una vez despedidos, ellos bajaron a Antioquía, donde reunieron a la congregación y entregaron la carta.31 Los creyentes la leyeron y se alegraron por su mensaje alentador.32 Judas y Silas, que también eran profetas, hablaron extensamente para animarlos y fortalecerlos.33 Después de pasar algún tiempo allí, los hermanos los despidieron en paz, para que regresaran a quienes los habían enviado.35 Pablo y Bernabé permanecieron en Antioquía, enseñando y anunciando la palabra del Señor en compañía de muchos otros.
Preguntas adicionales que puede utilizar:
Algunos de los creyentes judíos insistieron en que sin circuncisión los nuevos conversos no podrían ser salvos. La circuncisión era la señal dada por Dios de que los judíos eran miembros del pacto del Antiguo Testamento. Aunque habían llegado a entender que la oferta de salvación de Dios era para todos los pueblos (Hechos 11:18), todavía creían que Dios requería la circuncisión y la observación de la Ley como necesaria para ser plenamente aceptados en el cuerpo de Cristo. La práctica del ministerio de Pablo de aceptar a los gentiles como miembros del cuerpo de Cristo por su profesión de fe y bautismo solamente estaba siendo desafiada. Pero vemos cómo Pablo estaba dispuesto a someterse a la decisión del cuerpo de creyentes. ¡El futuro de la misión de hacer discípulos de todas las naciones estaba en juego! Los líderes usaron la oración, la escucha y el razonamiento cuidadoso, la reflexión sobre la Palabra y la observación de cómo Dios estaba obrando para discernir la voluntad de Dios. Aclararon doctrina que puso fin a la controversia y promovió la paz. Jesús había abierto el camino para que todos los pueblos regresaran al Padre.
Practique el dar y la Santa Cena aquí o en la sección Preparación para la Misión