Lee un pasaje de las Escrituras y practiquen un canto de adoración.
11 ... para gloria de Dios Padre.
4 pues él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad.5 Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,6 quien dio su vida como rescate por todos. Este testimonio Dios lo ha dado a su debido tiempo,
Ministrar a las necesidades de los demás en oración, consejo bíblico y aliento.
Alentar la responsabilidad amorosa de obedecer a Jesús
Elija una manera de proyectar visión de quiénes pueden llegar a ser en Cristo o lo que Dios puede hacer a través de ellos al:
Comparta la GRAN visión de "Una iglesia para cada pueblo y comunidad, y el Evangelio para cada persona".
1 Un día subían Pedro y Juan al templo a las tres de la tarde, que es la hora de la oración.2 Junto a la puerta llamada Hermosa había un hombre lisiado de nacimiento, al que todos los días dejaban allí para que pidiera limosna a los que entraban en el templo.3 Cuando este vio que Pedro y Juan estaban por entrar, les pidió limosna.4 Pedro, con Juan, mirándolo fijamente, le dijo:
—¡Míranos!
5 El hombre fijó en ellos la mirada, esperando recibir algo.
6 —No tengo plata ni oro —declaró Pedro—, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda!
7 Y tomándolo por la mano derecha, lo levantó. Al instante los pies y los tobillos del hombre cobraron fuerza.8 De un salto se puso en pie y comenzó a caminar. Luego entró con ellos en el templo con sus propios pies, saltando y alabando a Dios.9 Cuando todo el pueblo lo vio caminar y alabar a Dios,10 lo reconocieron como el mismo hombre que acostumbraba pedir limosna sentado junto a la puerta llamada Hermosa, y se llenaron de admiración y asombro por lo que le había ocurrido.
11 Mientras el hombre seguía aferrado a Pedro y a Juan, toda la gente, que no salía de su asombro, corrió hacia ellos al lugar conocido como Pórtico de Salomón.12 Al ver esto, Pedro les dijo: «Pueblo de Israel, ¿por qué les sorprende lo que ha pasado? ¿Por qué nos miran como si, por nuestro propio poder o virtud, hubiéramos hecho caminar a este hombre?13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha glorificado a su siervo Jesús. Ustedes lo entregaron y lo rechazaron ante Pilato, aunque este había decidido soltarlo.14 Rechazaron al Santo y Justo, y pidieron que se indultara a un asesino.15 Mataron al autor de la vida, pero Dios lo levantó de entre los muertos, y de eso nosotros somos testigos.16 Por la fe en el nombre de Jesús, él ha restablecido a este hombre a quien ustedes ven y conocen. Esta fe que viene por medio de Jesús lo ha sanado por completo, como les consta a ustedes.
17 »Ahora bien, hermanos, yo sé que ustedes y sus dirigentes actuaron así por ignorancia.18 Pero de este modo Dios cumplió lo que de antemano había anunciado por medio de todos los profetas: que su Mesías tenía que padecer.19 Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin de que vengan tiempos de descanso de parte del Señor,20 enviándoles el Mesías que ya había sido preparado para ustedes, el cual es Jesús.21 Es necesario que él permanezca en el cielo hasta que llegue el tiempo de la restauración de todas las cosas, como Dios lo ha anunciado desde hace siglos por medio de sus santos profetas.22 Moisés dijo: “El Señor su Dios hará surgir para ustedes, de entre sus propios hermanos, a un profeta como yo; presten atención a todo lo que les diga.23 Porque quien no le haga caso será eliminado del pueblo”.
24 »En efecto, a partir de Samuel todos los profetas han anunciado estos días.25 Ustedes, pues, son herederos de los profetas y del pacto que Dios estableció con nuestros antepasados al decirle a Abraham: “Todos los pueblos del mundo serán bendecidos por medio de tu descendencia”.26 Cuando Dios resucitó a su siervo, lo envió primero a ustedes para darles la bendición de que cada uno se convierta de sus maldades».
Preguntas adicionales que puede utilizar:
42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no le vuelvas la espalda.
1 Reunió a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar a los espíritus malignos y sanar toda enfermedad y toda dolencia.
2 Estos son los nombres de los doce apóstoles: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Jacobo y su hermano Juan, hijos de Zebedeo;3 Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el recaudador de impuestos; Jacobo, hijo de Alfeo, y Tadeo;4 Simón el Zelote y Judas Iscariote, el que lo traicionó.
5 Jesús envió a estos doce con las siguientes instrucciones: «No vayan entre los gentiles ni entren en ningún pueblo de los samaritanos.6 Vayan más bien a las ovejas descarriadas del pueblo de Israel.7 Dondequiera que vayan, prediquen este mensaje: “El reino de los cielos está cerca”.8 Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien de su enfermedad a los que tienen lepra, expulsen a los demonios. Lo que ustedes recibieron gratis, denlo gratuitamente.9 No lleven oro ni plata ni cobre en el cinturón,10 ni bolsa para el camino, ni dos mudas de ropa, ni sandalias, ni bastón; porque el trabajador merece que se le dé su sustento.
11 »En cualquier pueblo o aldea donde entren, busquen a alguien que merezca recibirlos, y quédense en su casa hasta que se vayan de ese lugar.12 Al entrar, digan: “Paz a esta casa”.13 Si el hogar se lo merece, que la paz de ustedes reine en él; y, si no, que la paz se vaya con ustedes.14 Si alguno no los recibe bien ni escucha sus palabras, al salir de esa casa o de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies.15 Les aseguro que en el día del juicio el castigo para Sodoma y Gomorra será más tolerable que para ese pueblo.16 Los envío como ovejas en medio de lobos. Por tanto, sean astutos como serpientes y sencillos como palomas.
17 »Tengan cuidado con la gente; los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas.18 Por mi causa los llevarán ante gobernadores y reyes para dar testimonio a ellos y a los gentiles.19 Pero, cuando los arresten, no se preocupen por lo que van a decir o cómo van a decirlo. En ese momento se les dará lo que han de decir,20 porque no serán ustedes los que hablen, sino que el Espíritu de su Padre hablará por medio de ustedes.
21 »El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo. Los hijos se rebelarán contra sus padres y harán que los maten.22 Por causa de mi nombre todo el mundo los odiará, pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo.23 Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Les aseguro que no terminarán de recorrer las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo del hombre.
24 »El discípulo no es superior a su maestro, ni el siervo superior a su amo.25 Basta con que el discípulo sea como su maestro, y el siervo como su amo. Si al jefe de la casa lo han llamado Beelzebú, ¡cuánto más a los de su familia!
26 »Así que no les tengan miedo; porque no hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse.27 Lo que les digo en la oscuridad, díganlo ustedes a plena luz; lo que se les susurra al oído, proclámenlo desde las azoteas.28 No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno.29 ¿No se venden dos gorriones por una monedita? Sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin que lo permita el Padre;30 y él les tiene contados a ustedes aun los cabellos de la cabeza.31 Así que no tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones.
32 »A cualquiera que me reconozca delante de los demás, yo también lo reconoceré delante de mi Padre que está en el cielo.33 Pero a cualquiera que me desconozca delante de los demás, yo también lo desconoceré delante de mi Padre que está en el cielo.
34 »No crean que he venido a traer paz a la tierra. No vine a traer paz, sino espada.35 Porque he venido a poner en conflicto
»“al hombre contra su padre,
a la hija contra su madre,
a la nuera contra su suegra;
36 los enemigos de cada cual
serán los de su propia familia”.
37 »El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí;38 y el que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí.39 El que se aferre a su propia vida, la perderá, y el que renuncie a su propia vida por mi causa, la encontrará.
40 »Quien los recibe a ustedes me recibe a mí; y quien me recibe a mí recibe al que me envió.41 Cualquiera que recibe a un profeta por tratarse de un profeta recibirá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo por tratarse de un justo recibirá recompensa de justo.42 Y quien dé siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por tratarse de uno de mis discípulos, les aseguro que no perderá su recompensa».
Practique el dar y la Santa Cena aquí o en la sección Preparación para la Misión