Lee un pasaje de las Escrituras y practiquen un canto de adoración.
11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre.
4 pues él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad.5 Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,6 quien dio su vida como rescate por todos. Este testimonio Dios lo ha dado a su debido tiempo,
Ministrar las necesidades de los demás en oración, consejo bíblico y ánimo.
Alentar la responsabilidad amorosa de obedecer a Jesús
Elija una manera de proyectar visión de quiénes pueden llegar a ser en Cristo o lo que Dios puede hacer a través de ellos al:
Comparta la GRAN visión de "Una iglesia para cada ciudad y comunidad, y el Evangelio para cada persona”
1 »No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí.2 En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar.3 Y, si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté.4 Ustedes ya conocen el camino para ir adonde yo voy».
5 Dijo entonces Tomás:
—Señor, no sabemos a dónde vas, así que ¿cómo podemos conocer el camino?
6 —Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.7 Si ustedes realmente me conocieran, conocerían también a mi Padre. Y ya desde este momento lo conocen y lo han visto.
8 —Señor —dijo Felipe—, muéstranos al Padre y con eso nos basta.
9 —¡Pero, Felipe! ¿Tanto tiempo llevo ya entre ustedes, y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo puedes decirme: “Muéstranos al Padre”?10 ¿Acaso no crees que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les comunico, no las hablo como cosa mía, sino que es el Padre, que está en mí, el que realiza sus obras.11 Créanme cuando les digo que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí; o al menos créanme por las obras mismas.12 Ciertamente les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará, y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre.13 Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo.14 Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré.
15 »Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos.16 Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre:17 el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes.18 No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes.19 Dentro de poco el mundo ya no me verá más, pero ustedes sí me verán. Y porque yo vivo, también ustedes vivirán.20 En aquel día ustedes se darán cuenta de que yo estoy en mi Padre, y ustedes en mí, y yo en ustedes.21 ¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».
22 Judas (no el Iscariote) le dijo:
—¿Por qué, Señor, estás dispuesto a manifestarte a nosotros, y no al mundo?
23 Le contestó Jesús:
—El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra morada en él.24 El que no me ama, no obedece mis palabras. Pero estas palabras que ustedes oyen no son mías, sino del Padre, que me envió.
25 »Todo esto lo digo ahora que estoy con ustedes.26 Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho.27 La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden.
28 »Ya me han oído decirles: “Me voy, pero vuelvo a ustedes”. Si me amaran, se alegrarían de que voy al Padre, porque el Padre es más grande que yo.29 Y les he dicho esto ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean.30 Ya no hablaré más con ustedes, porque viene el príncipe de este mundo. Él no tiene ningún dominio sobre mí,31 pero el mundo tiene que saber que amo al Padre, y que hago exactamente lo que él me ha ordenado que haga.
»¡Levántense, vámonos de aquí!
36 Luego fue Jesús con sus discípulos a un lugar llamado Getsemaní, y les dijo: «Siéntense aquí mientras voy más allá a orar».37 Se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a sentirse triste y angustiado.38 «Es tal la angustia que me invade, que me siento morir —les dijo—. Quédense aquí y manténganse despiertos conmigo».
39 Yendo un poco más allá, se postró sobre su rostro y oró: «Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo. Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».
40 Luego volvió adonde estaban sus discípulos y los encontró dormidos. «¿No pudieron mantenerse despiertos conmigo ni una hora? —le dijo a Pedro—.41 Estén alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil».
42 Por segunda vez se retiró y oró: «Padre mío, si no es posible evitar que yo beba este trago amargo, hágase tu voluntad».
43 Cuando volvió, otra vez los encontró dormidos, porque se les cerraban los ojos de sueño.44 Así que los dejó y se retiró a orar por tercera vez, diciendo lo mismo.
45 Volvió de nuevo a los discípulos y les dijo: «¿Siguen durmiendo y descansando? Miren, se acerca la hora, y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores.46 ¡Levántense! ¡Vámonos! ¡Ahí viene el que me traiciona!»
Preguntas adicionales que puede utilizar:
Jesús ha pasado el último par de años enseñando a la gente acerca de vivir en el Reino de Dios y cómo es el Reino de Dios. Durante esta última noche juntos, Jesús da enseñanzas adicionales acerca de Su partida y el don del Espíritu que se dará para ayudar a Sus seguidores a vivir los caminos del Reino. Sus seguidores están confundidos acerca de lo que está a punto de suceder en las próximas horas, pero Jesús aclara que Él es Dios en la carne. Jesús es nuestro modelo perfecto para la vida y el ministerio. Entendemos a Dios porque Él se revela a través de la vida de Jesús. Jesús hizo Sus obras a través del Padre, y nosotros haremos la misma obra de hacer discípulos que Jesús hizo por el poder de Su Espíritu. Jesús también modela el liderazgo que se somete al Padre y hace Su voluntad a través de Su poder. Él les está recordando los fundamentos de la dependencia del Espíritu Santo: la oración; obediencia a la agenda del Reino del Padre; la prioridad de la Palabra de Dios, incluyendo las propias palabras de Jesús; exaltar al Padre; y relaciones intencionales de amor y sacrificio.
39 Jesús salió de la ciudad y, como de costumbre, se dirigió al monte de los Olivos, y sus discípulos lo siguieron.40 Cuando llegaron al lugar, les dijo: «Oren para que no caigan en tentación».41 Entonces se separó de ellos a una buena distancia, se arrodilló y empezó a orar:42 «Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo; pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya».43 Entonces se le apareció un ángel del cielo para fortalecerlo.44 Pero, como estaba angustiado, se puso a orar con más fervor, y su sudor era como gotas de sangre que caían a tierra.
45 Cuando terminó de orar y volvió a los discípulos, los encontró dormidos, agotados por la tristeza.46 «¿Por qué están durmiendo? —les exhortó—. Levántense y oren para que no caigan en tentación».
32 Fueron a un lugar llamado Getsemaní, y Jesús les dijo a sus discípulos: «Siéntense aquí mientras yo oro».33 Se llevó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a sentir temor y tristeza.34 «Es tal la angustia que me invade que me siento morir —les dijo—. Quédense aquí y vigilen».
35 Yendo un poco más allá, se postró en tierra y empezó a orar que, de ser posible, no tuviera él que pasar por aquella hora.36 Decía: «Abba, Padre, todo es posible para ti. No me hagas beber este trago amargo, pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».
37 Luego volvió a sus discípulos y los encontró dormidos. «Simón —le dijo a Pedro—, ¿estás dormido? ¿No pudiste mantenerte despierto ni una hora?38 Vigilen y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil».
39 Una vez más se retiró e hizo la misma oración.40 Cuando volvió, los encontró dormidos otra vez, porque se les cerraban los ojos de sueño. No sabían qué decirle.41 Al volver por tercera vez, les dijo: «¿Siguen durmiendo y descansando? ¡Se acabó! Ha llegado la hora. Miren, el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores.42 ¡Levántense! ¡Vámonos! ¡Ahí viene el que me traiciona!»
Practique la entrega y la comunión aquí o en la sección Preparación para la Misión
Practique las habilidades necesarias o temas previos para ayudar a prepararse para ministrar a los demás: