Lee un pasaje de las Escrituras y practiquen un canto de adoración.
11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre.
4 pues él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad.5 Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,6 quien dio su vida como rescate por todos. Este testimonio Dios lo ha dado a su debido tiempo,
Ministrar las necesidades de los demás en oración, consejo bíblico y ánimo.
Alentar la responsabilidad amorosa de obedecer a Jesús
Elija una manera de proyectar visión de quiénes pueden llegar a ser en Cristo o lo que Dios puede hacer a través de ellos al:
Comparta la GRAN visión de "Una iglesia para cada ciudad y comunidad, y el Evangelio para cada persona”
1 A su paso, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento.2 Y sus discípulos le preguntaron:
—Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres?
3 —Ni él pecó, ni sus padres —respondió Jesús—, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida.4 Mientras sea de día, tenemos que llevar a cabo la obra del que me envió. Viene la noche cuando nadie puede trabajar.5 Mientras esté yo en el mundo, luz soy del mundo.
6 Dicho esto, escupió en el suelo, hizo barro con la saliva y se lo untó en los ojos al ciego, diciéndole:
7 —Ve y lávate en el estanque de Siloé (que significa: Enviado).
El ciego fue y se lavó, y al volver ya veía.
8 Sus vecinos y los que lo habían visto pedir limosna decían: «¿No es este el que se sienta a mendigar?»9 Unos aseguraban: «Sí, es él». Otros decían: «No es él, sino que se le parece». Pero él insistía: «Soy yo».
10 —¿Cómo entonces se te han abierto los ojos? —le preguntaron.
11 —Ese hombre que se llama Jesús hizo un poco de barro, me lo untó en los ojos y me dijo: “Ve y lávate en Siloé”. Así que fui, me lavé, y entonces pude ver.
12 —¿Y dónde está ese hombre? —le preguntaron.
—No lo sé —respondió.
13 Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego.14 Era sábado cuando Jesús hizo el barro y le abrió los ojos al ciego.15 Por eso los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había recibido la vista.
—Me untó barro en los ojos, me lavé, y ahora veo —respondió.
16 Algunos de los fariseos comentaban: «Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no respeta el sábado». Otros objetaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes señales?» Y había desacuerdo entre ellos.
17 Por eso interrogaron de nuevo al ciego:
—¿Y qué opinas tú de él? Fue a ti a quien te abrió los ojos.
—Yo digo que es profeta —contestó.
18 Pero los judíos no creían que el hombre hubiera sido ciego y que ahora viera, y hasta llamaron a sus padres19 y les preguntaron:
—¿Es este su hijo, el que dicen ustedes que nació ciego? ¿Cómo es que ahora puede ver?
20 —Sabemos que este es nuestro hijo —contestaron los padres—, y sabemos también que nació ciego.21 Lo que no sabemos es cómo ahora puede ver, ni quién le abrió los ojos. Pregúntenselo a él, que ya es mayor de edad y puede responder por sí mismo.
22 Sus padres contestaron así por miedo a los judíos, pues ya estos habían convenido que se expulsara de la sinagoga a todo el que reconociera que Jesús era el Cristo.23 Por eso dijeron sus padres: «Pregúntenselo a él, que ya es mayor de edad».
24 Por segunda vez llamaron los judíos al que había sido ciego, y le dijeron:
—¡Da gloria a Dios! A nosotros nos consta que ese hombre es pecador.
25 —Si es pecador, no lo sé —respondió el hombre—. Lo único que sé es que yo era ciego y ahora veo.
26 Pero ellos le insistieron:
—¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?
27 —Ya les dije y no me hicieron caso. ¿Por qué quieren oírlo de nuevo? ¿Es que también ustedes quieren hacerse sus discípulos?
28 Entonces lo insultaron y le dijeron:
—¡Discípulo de ese lo serás tú! ¡Nosotros somos discípulos de Moisés!29 Y sabemos que a Moisés le habló Dios; pero de este no sabemos ni de dónde salió.
30 —¡Allí está lo sorprendente! —respondió el hombre—: que ustedes no sepan de dónde salió, y que a mí me haya abierto los ojos.31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí a los piadosos y a quienes hacen su voluntad.32 Jamás se ha sabido que alguien le haya abierto los ojos a uno que nació ciego.33 Si este hombre no viniera de parte de Dios, no podría hacer nada.
34 Ellos replicaron:
—Tú, que naciste sumido en pecado, ¿vas a darnos lecciones?
Y lo expulsaron.
35 Jesús se enteró de que habían expulsado a aquel hombre, y al encontrarlo le preguntó:
—¿Crees en el Hijo del hombre?
36 —¿Quién es, Señor? Dímelo, para que crea en él.
37 —Pues ya lo has visto —le contestó Jesús—; es el que está hablando contigo.
38 —Creo, Señor —declaró el hombre.
Y, postrándose, lo adoró.
39 Entonces Jesús dijo:
—Yo he venido a este mundo para juzgarlo, para que los ciegos vean, y los que ven se queden ciegos.
40 Algunos fariseos que estaban con él, al oírlo hablar así, le preguntaron:
—¿Qué? ¿Acaso también nosotros somos ciegos?
41 Jesús les contestó:
—Si fueran ciegos, no serían culpables de pecado, pero, como afirman que ven, su pecado permanece.
Preguntas adicionales que puede utilizar:
Jesús asiste a otra fiesta, la Fiesta de la Dedicación (o Fiesta de las Luces). Esto fue para recordar un momento en que Dios hizo un milagro para proporcionar luz en las lámparas cuando no había suficiente aceite para que siguieran ardiendo. En la fiesta, Jesús se encuentra con un hombre ciego de nacimiento. La mayoría de la gente creía que si alguien estaba sufriendo era porque ellos o alguien cercano a ellos habían pecado. Jesús sorprende a los que lo rodean diciendo que este hombre nació ciego no a causa del pecado, sino para que la gloria de Dios se mostrara en Su vida. Él enseñó un principio asombroso: Dios puede permitir el sufrimiento para que él pueda ser glorificado. Es importante recordar que Dios es el centro de la vida. Él obtiene gloria cuando responde a las personas que lo llaman con una necesidad. Una lección para nosotros es tener cuidado al juzgar por qué alguien está sufriendo. El sufrimiento puede no ser el resultado de nada de lo que han hecho, sino debido a la obra que Dios hará en sus vidas.
Practique la entrega y la comunión aquí o en la sección Preparación para la Misión
Practique las habilidades necesarias o temas previos para ayudar a prepararse para ministrar a los demás: