Lee un pasaje de las Escrituras y practiquen un canto de adoración.
11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre.
4 pues él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad.5 Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,6 quien dio su vida como rescate por todos. Este testimonio Dios lo ha dado a su debido tiempo,
Ministrar las necesidades de los demás en oración, consejo bíblico y ánimo.
Alentar la responsabilidad amorosa de obedecer a Jesús
Elija una manera de proyectar visión de quiénes pueden llegar a ser en Cristo o lo que Dios puede hacer a través de ellos al:
Comparta la GRAN visión de "Una iglesia para cada ciudad y comunidad, y el Evangelio para cada persona”
1 Algún tiempo después, Jesús andaba por Galilea. No tenía ningún interés en ir a Judea, porque allí los judíos buscaban la oportunidad para matarlo.2 Faltaba poco tiempo para la fiesta judía de los Tabernáculos,3 así que los hermanos de Jesús le dijeron:
—Deberías salir de aquí e ir a Judea, para que tus discípulos vean las obras que realizas,4 porque nadie que quiera darse a conocer actúa en secreto. Ya que haces estas cosas, deja que el mundo te conozca.
5 Lo cierto es que ni siquiera sus hermanos creían en él.6 Por eso Jesús les dijo:
—Para ustedes cualquier tiempo es bueno, pero el tiempo mío aún no ha llegado.7 El mundo no tiene motivos para aborrecerlos; a mí, sin embargo, me aborrece porque yo testifico que sus obras son malas.8 Suban ustedes a la fiesta. Yo no voy todavía a esta fiesta porque mi tiempo aún no ha llegado.
9 Dicho esto, se quedó en Galilea.10 Sin embargo, después de que sus hermanos se fueron a la fiesta, fue también él, no públicamente, sino en secreto.11 Por eso las autoridades judías lo buscaban durante la fiesta, y decían: «¿Dónde se habrá metido?»
12 Entre la multitud corrían muchos rumores acerca de él. Unos decían: «Es una buena persona». Otros alegaban: «No, lo que pasa es que engaña a la gente».13 Sin embargo, por temor a los judíos nadie hablaba de él abiertamente.
14 Jesús esperó hasta la mitad de la fiesta para subir al templo y comenzar a enseñar.15 Los judíos se admiraban y decían: «¿De dónde sacó este tantos conocimientos sin haber estudiado?»
16 —Mi enseñanza no es mía —replicó Jesús—, sino del que me envió.17 El que esté dispuesto a hacer la voluntad de Dios reconocerá si mi enseñanza proviene de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta.18 El que habla por cuenta propia busca su vanagloria; en cambio, el que busca glorificar al que lo envió es una persona íntegra y sin doblez.19 ¿No les ha dado Moisés la ley a ustedes? Sin embargo, ninguno de ustedes la cumple. ¿Por qué tratan entonces de matarme?
20 —Estás endemoniado —contestó la multitud—. ¿Quién quiere matarte?
21 —Hice un milagro y todos ustedes han quedado asombrados.22 Por eso Moisés les dio la circuncisión, que en realidad no proviene de Moisés, sino de los patriarcas, y aun en sábado la practican.23 Ahora bien, si para cumplir la ley de Moisés circuncidan a un varón incluso en sábado, ¿por qué se enfurecen conmigo si en sábado lo sano por completo?24 No juzguen por las apariencias; juzguen con justicia.
25 Algunos de los que vivían en Jerusalén comentaban: «¿No es este al que quieren matar?26 Ahí está, hablando abiertamente, y nadie le dice nada. ¿Será que las autoridades se han convencido de que es el Cristo?27 Nosotros sabemos de dónde viene este hombre, pero cuando venga el Cristo nadie sabrá su procedencia».
28 Por eso Jesús, que seguía enseñando en el templo, exclamó:
—¡Con que ustedes me conocen y saben de dónde vengo! No he venido por mi propia cuenta, sino que me envió uno que es digno de confianza. Ustedes no lo conocen,29 pero yo sí lo conozco porque vengo de parte suya, y él mismo me ha enviado.
30 Entonces quisieron arrestarlo, pero nadie le echó mano porque aún no había llegado su hora.31 Con todo, muchos de entre la multitud creyeron en él y decían: «Cuando venga el Cristo, ¿acaso va a hacer más señales que este hombre?»
32 Los fariseos oyeron a la multitud que murmuraba estas cosas acerca de él, y junto con los jefes de los sacerdotes mandaron unos guardias del templo para arrestarlo.
33 —Voy a estar con ustedes un poco más de tiempo —afirmó Jesús—, y luego volveré al que me envió.34 Me buscarán, pero no me encontrarán, porque adonde yo esté no podrán ustedes llegar.
35 «¿Y este a dónde piensa irse que no podamos encontrarlo? —comentaban entre sí los judíos—. ¿Será que piensa ir a nuestra gente dispersa entre las naciones, para enseñar a los griegos?36 ¿Qué quiso decir con eso de que “me buscarán, pero no me encontrarán”, y “adonde yo esté no podrán ustedes llegar”?»
37 En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó:
—¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba!38 De aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva.
39 Con esto se refería al Espíritu que habrían de recibir más tarde los que creyeran en él. Hasta ese momento el Espíritu no había sido dado, porque Jesús no había sido glorificado todavía.
40 Al oír sus palabras, algunos de entre la multitud decían: «Verdaderamente este es el profeta».41 Otros afirmaban: «¡Es el Cristo!» Pero otros objetaban: «¿Cómo puede el Cristo venir de Galilea?42 ¿Acaso no dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David, y de Belén, el pueblo de donde era David?»43 Por causa de Jesús la gente estaba dividida.44 Algunos querían arrestarlo, pero nadie le puso las manos encima.
45 Los guardias del templo volvieron a los jefes de los sacerdotes y a los fariseos, quienes los interrogaron:
—¿Se puede saber por qué no lo han traído?
46 —¡Nunca nadie ha hablado como ese hombre! —declararon los guardias.
47 —¿Así que también ustedes se han dejado engañar? —replicaron los fariseos—.48 ¿Acaso ha creído en él alguno de los gobernantes o de los fariseos?49 ¡No! Pero esta gente, que no sabe nada de la ley, está bajo maldición.
50 Nicodemo, que era uno de ellos y que antes había ido a ver a Jesús, les interpeló:
51 —¿Acaso nuestra ley condena a un hombre sin antes escucharlo y averiguar lo que hace?
52 —¿No eres tú también de Galilea? —protestaron—. Investiga y verás que de Galilea no ha salido ningún profeta.
53 Entonces todos se fueron a casa.
1 Pero Jesús se fue al monte de los Olivos.2 Al amanecer se presentó de nuevo en el templo. Toda la gente se le acercó, y él se sentó a enseñarles.3 Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio del grupo4 le dijeron a Jesús:
—Maestro, a esta mujer se le ha sorprendido en el acto mismo de adulterio.5 En la ley Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres. ¿Tú qué dices?
6 Con esta pregunta le estaban tendiendo una trampa, para tener de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y con el dedo comenzó a escribir en el suelo.7 Y, como ellos lo acosaban a preguntas, Jesús se incorporó y les dijo:
—Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
8 E inclinándose de nuevo, siguió escribiendo en el suelo.9 Al oír esto, se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos, hasta dejar a Jesús solo con la mujer, que aún seguía allí.10 Entonces él se incorporó y le preguntó:
—Mujer, ¿dónde están? ¿Ya nadie te condena?
11 —Nadie, Señor.
—Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar.
Preguntas adicionales que puede utilizar:
Jesús y sus discípulos fueron a Jerusalén durante la Fiesta anual de los Tabernáculos de siete días (o Fiesta de las Cabinas). Era una época en la que todos los hombres judíos que podían viajar debían presentarse a Jerusalén. Los hermanastros de Jesús, que todavía no creían en Él, van a Jerusalén sin Él. Más tarde, Jesús llega a mitad de camino a través de la Fiesta. Él va al templo y comienza a enseñar acerca de quién es Él. Él revela que Él es de la línea familiar de David, a pesar de que fue criado en Nazaret. Una discusión estalla y hay un montón de gritos acerca de Jesús, pero Él se escapa por la noche para pasar más tiempo con el Padre. Mientras tanto, los líderes religiosos estaban discutiendo acerca de Jesús. Uno de ellos, que antes se había convertido en un creyente en Jesús, trató de influir en el grupo, pero lo ridiculizaron. Cuando Jesús regresó a Jerusalén, los líderes religiosos trataron de atraparlo trayendo a una mujer atrapada en adulterio a Él. Jesús modela el liderazgo con gran sabiduría, compasión, misericordia y gracia mientras desafía a los líderes religiosos con su propio pecado y dureza de corazón.
Practique la entrega y la comunión aquí o en la sección Preparación para la Misión
Practique las habilidades necesarias o temas previos para ayudar a prepararse para ministrar a los demás: