Lee un pasaje de las Escrituras y practiquen un canto de adoración.
1 ¡Aclamen alegres a Dios,
habitantes de toda la tierra!
2 Canten salmos a su glorioso nombre;
¡ríndanle gloriosas alabanzas!
3 Díganle a Dios:
«¡Cuán imponentes son tus obras!
Es tan grande tu poder
que tus enemigos mismos se rinden ante ti.
4 Toda la tierra se postra en tu presencia,
y te cantan salmos;
cantan salmos a tu nombre». Selah
Ministrar las necesidades de los demás en oración, consejo bíblico y ánimo.
Alentar la responsabilidad amorosa de obedecer a Jesús
Proyectar visión de quiénes pueden llegar a ser en Cristo o lo que Dios puede hacer a través de ellos.
8 El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de dónde viene y a dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu.
Pablo había sido arrestado porque fue acusado falsamente por los líderes judíos de violar una ley del templo. Durante su defensa ante el Gobernador, Pablo compartió la historia de cómo llegó a conocer a Cristo.
1 «Padres y hermanos, escuchen ahora mi defensa».
2 Al oír que les hablaba en arameo, guardaron más silencio.
Pablo continuó:3 «Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad. Bajo la tutela de Gamaliel recibí instrucción cabal en la ley de nuestros antepasados, y fui tan celoso de Dios como cualquiera de ustedes lo es hoy día.4 Perseguí a muerte a los seguidores de este Camino, arrestando y echando en la cárcel a hombres y mujeres por igual,5 y así lo pueden atestiguar el sumo sacerdote y todo el Consejo de ancianos. Incluso obtuve de parte de ellos cartas de extradición para nuestros hermanos judíos en Damasco, y fui allá con el fin de traer presos a Jerusalén a los que encontrara, para que fueran castigados.
6 »Sucedió que a eso del mediodía, cuando me acercaba a Damasco, una intensa luz del cielo relampagueó de repente a mi alrededor.7 Caí al suelo y oí una voz que me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”8 “¿Quién eres, Señor?”, pregunté. “Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues”, me contestó él.9 Los que me acompañaban vieron la luz, pero no percibieron la voz del que me hablaba.10 “¿Qué debo hacer, Señor?”, le pregunté. “Levántate —dijo el Señor—, y entra en Damasco. Allí se te dirá todo lo que se ha dispuesto que hagas”.11 Mis compañeros me llevaron de la mano hasta Damasco porque el resplandor de aquella luz me había dejado ciego.
12 »Vino a verme un tal Ananías, hombre devoto que observaba la ley y a quien respetaban mucho los judíos que allí vivían.13 Se puso a mi lado y me dijo: “Hermano Saulo, ¡recibe la vista!” Y en aquel mismo instante recobré la vista y pude verlo.14 Luego dijo: “El Dios de nuestros antepasados te ha escogido para que conozcas su voluntad, y para que veas al Justo y oigas las palabras de su boca.15 Tú le serás testigo ante toda persona de lo que has visto y oído.16 Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, bautízate y lávate de tus pecados, invocando su nombre”.
17 »Cuando volví a Jerusalén, mientras oraba en el templo tuve una visión18 y vi al Señor que me hablaba: “¡Date prisa! Sal inmediatamente de Jerusalén, porque no aceptarán tu testimonio acerca de mí”.19 “Señor —le respondí—, ellos saben que yo andaba de sinagoga en sinagoga encarcelando y azotando a los que creen en ti;20 y, cuando se derramaba la sangre de tu testigo Esteban, ahí estaba yo, dando mi aprobación y cuidando la ropa de quienes lo mataban”.21 Pero el Señor me replicó: “Vete; yo te enviaré lejos, a los gentiles”».
La historia de Pablo (testimonio) se puede resumir en 3 partes:
Este patrón sigue siendo una manera efectiva de decirle a los demás lo que Jesús ha hecho en nuestras vidas. Nuestras historias son un poderoso testimonio de los beneficios de conocer al Señor.