Lee un pasaje de las Escrituras para comenzar a sentar las bases de la adoración y la alabanza.
Ministrar las necesidades de los demás en oración, consejo bíblico y ánimo.
Alentar la responsabilidad amorosa de obedecer a Jesús
Proyectar visión de quiénes pueden llegar a ser en Cristo o lo que Dios puede hacer a través de ellos.
29 Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
6 Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.
Un seguidor de Jesús llamado Felipe había estado compartiendo el evangelio con la gente en un área de Israel llamada Samaria. El Señor interrumpió su ministerio y le dijo que fuera hacia el sur por el camino que conduce hacia Egipto. Cuando llegó, encontró a un líder africano que viajaba de regreso a su país de origen. Esta historia nos cuenta lo que sucedió.
34 —Dígame usted, por favor, ¿de quién habla aquí el profeta, de sí mismo o de algún otro? —le preguntó el eunuco a Felipe.
35 Entonces Felipe, comenzando con ese mismo pasaje de la Escritura, le anunció las buenas nuevas acerca de Jesús.36 Mientras iban por el camino, llegaron a un lugar donde había agua, y dijo el eunuco:
—Mire usted, aquí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado?
38 Entonces mandó parar la carroza, y ambos bajaron al agua, y Felipe lo bautizó.39 Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor se llevó de repente a Felipe. El eunuco no volvió a verlo, pero siguió alegre su camino.40 En cuanto a Felipe, apareció en Azoto, y se fue predicando el evangelio en todos los pueblos hasta que llegó a Cesarea.
13 Un día Jesús fue de Galilea al Jordán para que Juan lo bautizara.14 Pero Juan trató de disuadirlo.
—Yo soy el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? —objetó.
15 —Hagámoslo como te digo, pues nos conviene cumplir con lo que es justo —le contestó Jesús.
Entonces Juan consintió.
16 Tan pronto como Jesús fue bautizado, subió del agua. En ese momento se abrió el cielo, y él vio al Espíritu de Dios bajar como una paloma y posarse sobre él.17 Y una voz del cielo decía: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él».
4 Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva.
5 En efecto, si hemos estado unidos con él en su muerte, sin duda también estaremos unidos con él en su resurrección.