Salmo 48:9 "Oh Dios, meditamos en tu amor inagotable mientras adoramos en tu templo"
PCuando aceptamos a Cristo, nuestras vidas cambian para siempre. 2 Corintios 5:17
17 Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!
dice que todo aquel que es de Cristo es una nueva creación, la vida viejaha pasado y una nueva vida ha comenzado. Eso somos nosotros. Nosotros somos nuevas criaturas y mientras seguimos a Cristo, nuestras vidas continuarán cambiando para estar llenas de propósito y significado. Animémonos unos a otros con esta verdad mientras caminamos juntos en esta nueva vida.
Aquellos que eran despreciados por la sociedad estaban respondiendo a la enseñanza de Jesús. Los líderes religiosos (fariseos) y a los maestros de la ley religiosa no les gustaba que Jesús se asociara con estas personas. Así que Jesús le conto una historia acerca de un hijo perdido para explicar el corazón de Dios hacia los pecadores.
11 »Un hombre tenía dos hijos —continuó Jesús—.12 El menor de ellos le dijo a su padre: “Papá, dame lo que me toca de la herencia”. Así que el padre repartió sus bienes entre los dos.13 Poco después el hijo menor juntó todo lo que tenía y se fue a un país lejano; allí vivió desenfrenadamente y derrochó su herencia.
14 »Cuando ya lo había gastado todo, sobrevino una gran escasez en la región, y él comenzó a pasar necesidad.15 Así que fue y consiguió empleo con un ciudadano de aquel país, quien lo mandó a sus campos a cuidar cerdos.16 Tanta hambre tenía que hubiera querido llenarse el estómago con la comida que daban a los cerdos, pero aun así nadie le daba nada.17 Por fin recapacitó y se dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen comida de sobra, y yo aquí me muero de hambre!18 Tengo que volver a mi padre y decirle: Papá, he pecado contra el cielo y contra ti.19 Ya no merezco que se me llame tu hijo; trátame como si fuera uno de tus jornaleros”.20 Así que emprendió el viaje y se fue a su padre.
»Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y se compadeció de él; salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo besó.21 El joven le dijo: “Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco que se me llame tu hijo”.22 Pero el padre ordenó a sus siervos: “¡Pronto! Traigan la mejor ropa para vestirlo. Pónganle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies.23 Traigan el ternero más gordo y mátenlo para celebrar un banquete.24 Porque este hijo mío estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado”. Así que empezaron a hacer fiesta.
Nuestro Padre celestial está dispuesto a perdonar los pecados de Sus hijos. Nuestro pecado no cambia el hecho de que Dios es nuestro Padre. Pero el pecado tiene consecuencias y afecta nuestra comunión con Dios. No disfrutamos de nuestro Padre.1 Juan 1:9 nos asegura, "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”